#Natureaencasa Hoy pintamos los ecosistemas del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel
El Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel alberga ecosistemas muy valiosos y diferentes y además de las zonas inundables como la marisma y los intermareales rocosos, también son muy importantes las masas forestales como el encinar cantábrico. La actividad que proponemos hoy en #Natureaencasa quiere presentar a algunos de los ilustres habitantes de estos ecosistemas de manera muy divertida en unas láminas que los más pequeños de la casa pueden pintar a su antojo o de forma fiel a las diferentes especies
Os contamos un poco más sobre el encinar cantábrico
Dentro del Parque natural de las marismas de Santoña, Victoria y Joyel, los bosques de encinas crecen en los montes de roca caliza como el Buciero, el Mijedo, Montehano y el Cincho. La diversidad de árboles en estos bosques, aparte la propia encina, es grande, y así podríamos citar muchas especies. Pero las más abundantes son la encina, el laurel, el madroño y el labiérnago (o agracio).
En la lámina hemos puesto al pequeño Reyezuelo sencillo sobre una rama de Encina, con sus hojas levemente espinosas. La rama con frutos corresponde a un Madroño. Arriba a la izquierda una ramita de Cornicabra. Este se caracteriza porque sus hojas son picadas por una avispilla, creando una deformación a modo de estuche carnoso en dichas hojas, que este insecto utiliza como nido para sus larvas. Por último, aparece también una ramita de Rusco. Esta mata punzante, con frutos de color rojo intenso, carece de hojas apreciables, sino que realiza la fotosíntesis por unas expansiones acabadas en punta que forman sus tallos y que recuerdan, por su forma, a las hojas.
También hemos incluido tres especies de animales de entre las muchas posibles. Entre ellas, el pájaro más pequeño de Europa, el Reyezuelo listado, con un peso de 4 gramos y medio. Resulta todo un reto descubrir a este diminuto cuando se mueve entre las ramas de las encinas y los laureles, lo que hace sin embargo muchas horas al día pues su alimento básico son los pulgones, de los que ha de localizar enormes cantidades. Su nombre deriva de las franjas amarilla, anaranjada y negras que presenta en la cabeza, y del hecho de que, cuando se enfada, despliega esa coronita en una verdadera llamarada de color.
El otro pájaro a su derecha es un macho de Curruca cabecinegra, una especie de carácter mediterráneo que no estuvo presente a en Cantabria y la cornisa cantábrica hasta la década de 1990, probablemente a consecuencia del cambio climático. Por último, mostramos en esta lámina una especie de caracol que resulta muy común en nuestros encinares, el Caracol de Quimper. Se trata de un caracol nocturno, muy esbelto, con una concha aplanada lateralmente y con muchas vueltas en su espiral, que se encuentra protegida a nivel europeo porque solo se conoce en la cornisa cantábrica y cierta parte de la Bretaña francesa.