La Casa de la Naturaleza de Pesaguero
Con la llegada del verano, aumenta el número de visitantes que se acercan a Pesaguero a conocer La Casa de la Naturaleza. Unos, a saludarnos como cada año y, la mayoría, a conocernos por primera vez. Los visitantes son de origen y de motivaciones bien distintas, y muchos descubren de nuestra mano las particularidades de esta comarca. Otros, aun ya conociéndola, descubren el porqué de estos variados paisajes y de su particular microclima. En definitiva, a todos ellos tenemos el placer de explicarles y de mostrarles una de las comarcas con mayor biodiversidad de Cordillera Cantábrica.
Si algo nos gusta en La Casa de la Naturaleza, además de atender a los turistas y de enseñarles las peculiaridades de esta comarca, es que nos planteen sus dudas y nos formulen preguntas sobre su estancia por estos valles. Al hilo de esto, queremos compartir con vosotros una bonita anécdota que vivimos la semana pasada. En una de las visitas del día, se acercó a la casa una familia de Málaga, asidua a los paseos por la naturaleza. Era la primera vez que visitaban la comarca y nos estuvieron contando las zonas que habían visitado en Liébana y el paseo que habían dado el día anterior por un hayedo, del cual tenían un grato recuerdo y cuya visita les generó una curiosidad: saber cuál era el nombre de un bonito insecto que habían fotografiado y que había llamado la atención del más pequeño de la familia. No lo habían visto nunca y algo les decía que era especial. Cuando nos acercaron la cámara, mirad con lo que nos encontramos… ¡La foto de una Rosalia alpina!
No cabe duda de que aquel no era un insecto conocido para ellos, puesto que la Rosalia alpina habita en hayedos –lo cual es propio de Cordillera Cantábrica y Pirineos- y porque, además, tampoco se trata de un insecto común. Tanto es así, que está protegido por la Red Natura 2000 y, junto al oso pardo, constituye una de las dos especies prioritarias en la Directiva Hábitats de Cantabria.
La Rosalia alpina es un insecto descomponedor de madera muerta, por lo que su alimento lo constituyen los árboles muertos y, en este caso, su nutrición depende casi exclusivamente de la madera de haya. En su fase larvaria se alimenta de esta madera en descomposición, llegando a estar varios años nutriéndose hasta que puede realizar la metamorfosis y alcanzar la fase adulta. Es en estos días de calor estival cuando, ya alcanzada la fase adulta, la Rosalia alpina emerge de los troncos muertos y se deja ver –a aquellos que saben mirar, como fue el caso de nuestros amigos malagueños-. En esta etapa, la Rosalia alpina se prepara para la reproducción, que consiste en depositar las larvas en el interior de la madera muerta, dando así paso a una nueva generación de descomponedores.
Lo más gratificante para nosotros fue, no solo que esta familia volviera a Málaga sabiendo el nombre del insecto, sino también conociendo la función que cumple en los hayedos y porqué está catalogada como especie prioritaria en los espacios Red Natura 2000 de Cantabria. A pesar de no habitar en el sur, estamos seguros de que la Rosalia alpina habita ahora de una manera muy especial en la casa de nuestros amigos malagueños, ocupando un rincón especial de su álbum de fotos.