El rebeco cantábrico: un desafío a la gravedad

Durante los siglos XVII y XVIII toda la zona del Alto Asón y la montaña Pasiega sufrieron una masiva deforestación, madera destinada a la construcción de barcos, fragatas o cañones para proveer a la Armada Española que por aquel entonces dominaba los mares de medio mundo. La eliminación de esta masa boscosa trajo consigo un fuerte impacto sobre las especies de animales que poblaban la zona. Un claro ejemplo, es el protagonista de nuestro blog esta semana, el rebeco cantábrico (Rupicapra pyrenaica parva).

Efectos de la deforestación en las montañas del Miera. Vista desde el Puerto de Lunada. Autor Javier Maza

Efectos de la deforestación en las montañas del Miera. Vista desde el Puerto de Lunada. Autor Javier Maza

La devastación de su hábitat y la fuerte presión cinegética a la que se vio sometido el rebeco fueron las principales causas de su progresiva desaparición en las montañas orientales de Cantabria. Los últimos rebecos de los que se tiene constancia en el Alto Asón databan de mitad del siglo XIX.

Después de más de 150 años sin la presencia de uno de los animales más emblemáticos de nuestras montañas, la Fundación Naturaleza y Hombre puso en marcha en el año 2002 un programa de reintroducción del rebeco en la Montaña Oriental de Cantabria, en el marco de un proyecto LIFE-NATURALEZA “Recuperación y conservación de la biodiversidad en la cuenca del río Asón”, con la financiación  de la Comisión Europea y que continúa en la actualidad con el constante monitoreo de ejemplares. El éxito de esta reintroducción queda patente en los censos realizados a finales de 2011, los cuales aportaban datos sobre 105 ejemplares, de los cuales 28 eran crías y 77 adultos e inmaduros.

En cuanto a su biología, el rebeco es un bóvido que posee un par de cuernos ganchudos en ambos sexos, siendo más gruesos y con un gancho más cerrado en los machos, y que pertenece a la familia de las cabras, de hecho, es de una constitución muy similar y muchas veces se le conoce como “la cabra de las rocas”. Este herbívoro presenta un cuerpo con un color uniforme sólo alterado por una línea que recorre su lomo, si bien, su pelaje cambia de color en función de las estaciones. En la época estival es corto y con un tono rojizo, mientras que en invierno se torna más largo y con un color gris-negruzco.

Rebeco cantábrico en el Parque Natural Collados del Asón, Mayo 2015. Autor: Pedro Laso.

Rebeco cantábrico en el Parque Natural Collados del Asón, Mayo 2015. Autor: Pedro Laso.

Su actividad es principalmente diurna, incluso en verano cuando las temperaturas son más altas. Los machos permanecen solos o formando grupos y de forma similar, las hembras establecen pequeñas comunidades junto a las crías y a los jóvenes del año anterior. Esta separación de sexos sólo se rompe en época de celo (octubre y noviembre). Tras el apareamiento, la gestación se prolonga seis meses, momento en el que nace la cría. Este nuevo rebeco alcanzara su madurez sexual a las 15 meses aproximadamente y tendrá una esperanza de vida de unos 17 años.

Rebeco en el Alto Asón. Junio 2015. Autor. Pedro Laso

Rebeco en el Alto Asón. Junio 2015. Autor. Pedro Laso

En lo referente a su hábitat, los rebecos son animales de alta montaña, de lugares muy agrestes y accidentados donde la roca caliza es el actor principal. Aquí, entre las rocas más altas de las montañas, obtendrán su alimento de los pastizales alpinos, y siempre estarán más refugiados y más seguros de sus posibles predadores. Pero para poder vivir en este medio tan hostil, la naturaleza ha dotado al rebeco de ciertas adaptaciones morfológicas que le permiten un constante desafío a la gravedad.

La clave está en sus pezuñas, las cuales por un lado poseen un borde exterior agudo y cortante que les permite encontrar un apoyo seguro sobre la superficie. Y por otro lado, la planta de su pezuña posee una almohadilla, mullida y elástica, capaz de pegarse con fuerza al suelo, lo que les impide resbalar y caer de las alturas. Además, también poseen una membrana interdigital, la cual despliegan para andar sobre la nieve, consiguiendo así aumentar la superficie de contacto y no hundirse sobre ella.

Rebeco cantábrico en el Parque Natural Collados del Asón, Mayo 2015.

Rebeco cantábrico en el Parque Natural Collados del Asón, Mayo 2015.

Tampoco hay que olvidar que el porcentaje de oxigeno en el aire se reduce a medida que aumenta la altitud, pero esta desventaja es contrarrestada por el rebeco con una sangre con un alto contenido en glóbulos rojos, lo que le permitirá transportar mucha más cantidad de oxigeno a sus células, junto con un corazón muy grande capaz de bombear gran cantidad de sangre a todas las partes de su cuerpo.

Gracias a estas adaptaciones biológicas, sus dotes como escalador son extraordinarias, se encaraman como si nada en sitios realmente escarpados y abruptos. Es un verdadero acróbata de los riscos calcáreos, con movimientos ágiles y veloces sobre ellos, lo que le permite subir y bajar laderas con fuertes pendientes sin aparente esfuerzo.

Guía del Parque Natural Collados del Asón explicando en la ruta de Monte Busturejo, Mayo 2014.

Guía del Parque Natural Collados del Asón explicando en la ruta de Monte Busturejo, Mayo 2014.

Normalmente son desconfiados, huidizos y muy tímidos, con un gran olfato, una buena vista y un extraordinario oído, lo que les permite detectar nuestra presencia y huir rápidamente. Sin embargo, debido al aumento de ejemplares en el macizo del Alto Asón, es habitual observarlos unos segundos, con suerte unos minutos, durante nuestras rutas guiadas. Nosotros hablaremos sobre ellos, explicando como son, de que se alimentan, donde viven, o como se comportan, y mientras tanto, ellos nos seguirán vigilando desde sus atalayas calizas, siempre alerta, siempre expectantes ante cualquier peligro.

Equipo de Guías del Parque Natural Collados del Asón

Agradecimientos: Pedro Laso, Javier Maza y Eva Serdio por las imágenes

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