El itinerario se ubica a los pies de la Sierra del Cordel, un importante enclave para las aves rupícolas y de montaña, como la perdiz pardilla o el águila real. La sierra cuenta con una amplísima variedad de ecosistemas: turberas, hábitats ligados a las pendientes y formaciones forestales como los hayedos, abedulares y sobre todo los acebales. El recorrido discurre por espacios naturales protegidos en la Red Natura 2000: la Zona de Especial Conservación (ZEC) Valles altos del Nansa y Saja y Alto Campoo y la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Sierra del Cordel y cabeceras del Nansa y Saja. Además se encuentra dentro del área de recuperación del oso pardo cantábrico.

Después de dejar atrás Abiada y sus praderías se toma el camino viejo del Maroquil que une desde antaño el pueblo con los pastizales de La Prá, el Prao Nestosa y las antiguas brañas o pastos de verano de Brañavieja, mucho antes de la construcción de la estación de esquí y de la carretera que le da acceso. El camino, que aún conserva tramos encachados de piedra, remonta a la vera del Río Guares por el límite inferior de un hayedo con magníficos ejemplares.

Tras alcanzar Calgosío, se adentra en el Acebal de Abiada, de notables dimensiones y en el que se encuentran algunos ejemplares centenarios, además de otras especies como serbales de cazadores o manzanos silvestres. Estos árboles de frutos carnosos son una garantía de alimento para especies clave, como el oso pardo o los grandes bandos de zorzales invernantes. En la parte alta el itinerario atraviesa toda una serie de invernales como los de Caomonte o la Morenuca que dan nombre a la ruta. Tradicionalmente en los pueblos se “guardaba” el ganado en invierno para protegerlo de las inclemencias del tiempo, para luego en verano subirlo hasta las brañas, los pastos más altos; encontrándose los invernales en la zona intermedia entre el pueblo y las brañas. Entre Caomonte y La Morenuca se recorre un extenso abedular situado en el límite superior del hayedo y con ejemplares de notables dimensiones.

En el descenso se cruza el Monte Umbrañal por una calzada umbría con restos de empedrado para dar salida a las praderías de La Lomba y volver al punto de inicio.

Galería fotográfica

Financiación y ejecución

 

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