El recorrido discurre por el borde oriental del Parque Natural (PN) Saja-Besaya y de la Zona de Especial Conservación (ZEC) Valles altos del Nansa y Saja y Alto Campoo. Comienza en San Vicente de León y desciende por un camino viejo que atraviesa un castañar, con ejemplares centenarios, hacia Los Llares, localidad a la que se llega tras cruzar el río del mismo nombre por un rústico puente.
Desde este pueblo y después de dejar atrás el área recreativa de El Baho se remonta la ribera del Arroyo de Los Prados hasta llegar a la entrada del bosque de Cuchisecos, una extensa masa forestal caducifolia compuesta por robles (Quercus robur) y hayas (Fagus sylvatica) entre los que se entremezclan los acebos (Quercus ilex) y salpicada de un denso sotobosque de arándanos (Vacinium myrtillum). En este hábitat forestal es fácil oir el tamborileo de los pájaros carpinteros como el picapinos (Dendrocopos major) y el pito real (Picus sharpei) o pico relincho que debe su nombre a su sonoro canto.
Una vez culminada la ascensión y ya fuera del bosque se contempla una espléndida panorámica del sector oriental del PN, en concreto de la vertiente del Besaya, abarcando la vista la divisoria que va desde El Alto de La Guarda hasta El Toral.
Antes de comenzar el descenso se puede hacer una parada en La Serruldá, un típico ejemplo de sel que en Cantabria define a los terrenos acotados en forma circular en medio del monte y destinados al pasto y sesteo del ganado. Conserva un denso acebal que sirve de refugio tanto al ganado como a la fauna salvaje de la zona entre la que destaca los ciervos o venados, cuya época más activa es la berrea, a finales de septiembre, en la cual el macho corteja a la hembra con sus característicos bramidos.
La vuelta se hace por un camino que discurre a media ladera por debajo de la pista principal y en el que se alternan las manchas forestales de roble rebollo o tocio (Quercus pyrenaica) con claros abiertos para el uso ganadero, en otros tiempos más intenso y que al ir progresivamente descendiendo están siendo ocupados por el matorral, para conectar finalmente con la pista que nos devolverá al punto de partida.