La ruta de La Garma permite reconocer los rasgos que caracterizan al territorio pasiego de Cantabria. Llamará la atención del visitante el poblamiento disperso de cabañas, a diferentes alturas, junto a sus prados para siega y pasto a diente con los cortados calizos de los Picones de Sopeña de telón de fondo, tras los cuales se halla el vecino valle del Miera.

El recorrido discurre por la Zona de Especial Conservación (ZEC) Río Pas remontando la ribera del río Pisueña hasta su nacimiento y permite disfrutar de los característicos ecosistemas ribereños de las montañas medias cantábricas, con presencia continua de distintos tipos de sauces (Salix atrocinerea y Salix eleagnos), fresnos (Fraxinus excelsior), avellanos (Corylus avellana), alisos (Alnus glutinosa) o espinos (Crataegus monogyna).

El patrimonio construido, ligado a la intensa actividad ganadera de los últimos tres siglos, con “rentiros” o fresqueras naturales, “tejadas de moscas” dando cobertura a los dujos que servían para la recolección de miel, cabañas sencillas o más evolucionadas a partir de la aparición de la solana, bodegos, fuentes, puentes y una densa red de sendas peoniles, conforman una ordenación del paisaje sin parangón en el contexto de la montaña cantábrica.

Los brezales y turberas de la cabecera del río, las pequeñas manchas del bosque primigenio, reducido por una historia de aprovechamiento humano que siempre perjudicó al desarrollo forestal, la vegetación de la ribera y la fauna ligada al río, además de una rica avifauna de campiña y rupícola, conforman un variado elenco de atractivos naturales que completan este rincón de Cantabria.

Galería fotográfica

Financiación y ejecución

 

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