Duración: 2:30 horas
Distancia: 3.5 Km
Tipo de recorrido: circular
Tipo de firme: Sendero
Dificultad: Baja
Esta ruta familiar, de 3,5 km de longitud y sin apenas desnivel, discurre íntegramente por el municipio de Guriezo, entre los pueblos de La Magdalena y Rioseco, junto al río Agüera.
Durante las 2 horas y media que dura la actividad atravesamos diferentes tipos de hábitats, como el río Agüera, el bosque de ribera de alisos y fresnos, el robledal y los prados de siega. También nos fijaremos en una antigua ferrería, vestigio de un pasado industrial cercano.
Nuestro hilo conductor es el río Agüera. Dentro de él observamos los macroinvertebrados, claves en la ecología del río y para el mantenimiento de la cadena trófica. También podemos encontrar peces, más difíciles de ver, como el Salmón atlántico. Si bien esta especie desapareció hace unas décadas de este río (se capturó por última vez en la década de 1950), gracias a los esfuerzos de mejora de las poblaciones en Cantabria a través del Centro Ictiológico de Arredondo, vuelve a frezar en sus aguas.
A ambos lados del río existe un estrecho bosque de ribera, que amalgaman especies autóctonas (alisas, boneteros, olmos, tilos y robles) y especies alóctonas (plátanos de sombra y robles americanos). Todas estas especies dan una buena cobertura a la lámina de agua manteniendo unas condiciones ecológicas de gran valor.
Tras el bosque de ribera se salpican los prados, aprovechados para siega y diente. Guriezo en un municipio que ha transformado su sector primario en las últimas décadas, pasando de dedicarse principalmente al ganado bovino a hacerlo del aprovechamiento forestal. Allá donde había un prado con cierta pendiente aparece una plantación de eucalipto, gran transformadora del paisaje y de ecosistemas como los ríos y arroyos. En los prados que jalonan la ribera del Agüera se pueden ver diferentes razas de vacas, pero destacan sobremanera las monchinas, una de las 3 razas bovinas autóctonas de la región.
En cuanto al patrimonio industrial, el Real Valle de Guriezo ha contado desde la Edad Media con una notable industria ferrera. La ferrería de La Yseca es considerada la más antigua de Cantabria, remontándose su origen al siglo XIII. Se trata de un edificio de planta rectangular, con fragua y naves para el mazo y los barquines, separadas por cuatro carboneras. Se conserva el mecanismo necesario para hacer funcionar el ingenio hidráulico, restos de hornos de calcinación y la correspondiente presa en el río Agüera. La actividad siderúrgica requería carbón vegetal; en los montes circundantes es posible localizar los vestigios de las carboneras centenarias. La ferrería de La Yseca forma un complejo con la Casona de los Marroquín, en un entorno boscoso en el que podemos ver encinas y tejos con varios siglos a sus espaldas.