Duración: 4:30 h.
Duración total de la actividad: 5:30 h.
Desnivel: 500 m
Distancia: 9 Km
Tipo de firme: sendero, camino de herradura y pista forestal
Dificultad: Media
El Pico Jano es la cumbre mas elevada de la Sierra de Collaín, que separa los valles de Cereceda y Valdebaró. A pesar de su modesta altitud se erige en una extraordinaria atalaya sobre el conjunto de la comarca lebaniega. La cumbre ofrece una panorámica de 360º repleta de altas montañas que flanquean los tres grandes valles del Deva, el Quiviesa y el Bullón.
De esta privilegiada posición ya se dieron cuenta los primeros pobladores cántabros, que situaron cerca de la cumbre uno de sus asentamientos, conocido como Combranda, del que aún se conservan algunos restos que van apareciendo a lo largo de la ruta.
Los restos megalíticos, no son las únicas referencias al pasado que nos encontramos; se observan las bocaminas de una antigua explotación minera de cobre sobre un afloramientos de rocas ígneas que junto a los de la Sierra del Cordel y Peña Prieta, es único en la región.
La ruta que se realiza por los guías del servicio de uso público de la RENPCAN parte a unos 950 metros de altitud en una de las altas laderas de la Vega de Liébana. Se utiliza un camino tradicional recientemente recuperado que fue utilizado en el pasado, y particularmente en la etapa de posguerra, para extraer la madera del monte.
El camino comienza atravesando un robledal de roble melojo (Quercus pyrenaica), en cuyo interior aparecen los primeros restos megalíticos, en el castro de Llan de la Peña.
Pronto se alcanza, siempre en ascenso, el pozo de La Tejera, una pequeña laguna construida por los vecinos del pueblo hace algo mas de treinta años, para poder regar los prados en verano. Aparece por tanto vegetación adaptada a ecosistemas lacustres como la espadaña (Typha latifolia), y aves limícolas que encuentran aquí alimento como el andarrios chico (Actitis hypoleucos). En la orilla, junto a las piedras, no es difícil observar, en primavera, larvas de tritón jaspeado o el revoloteo de caballitos del diablo y libélulas. Se trata de un buen lugar en invierno para la identificación de huellas sobre la nieve, ya que muchos animales acuden aquí en busca de agua.
En la ascensión se atraviesa una turbera que resulta el observatorio ideal de un amplio abanico de plantas carnívoras como la grasilla o tiraña (Pinguicula grandiflora), esfagnos y aromáticas como la menta. No será difícil encontrar algunos anfibios como la rana verde común o la rana bermeja.Los robles ganan porte progresivamente y no es difícil encontrar las señales de los pájaros carpinteros, como el pico mediano.
Al llegar al Collado Pandal cambia la vertiente, ahora hacia el noroeste y con ello la vegetación; la umbría y la altitud favorecen que se desarrolle el hayedo. La senda avanza entre hayas, acebos y serbales hasta el lugar conocido como Hoyu Las Varas, paraje de sublime vegetación donde aparecen arces, avellanos, sauces, fresnos, acebos y longevas hayas y robles que conducen al siguiente collado, conocido como Campera Ramperi; aquí el acebo es la formación predominante que comparte protagonismo con una panorámica que ya empieza a resultar admirable.
Una vez en la cima, junto al vértice geodésico a 1446 metros, se observan más de 15 pueblos y la panorámica de todos los sistemas montañosos que orlan la comarca de Liébana. Hacia el norte vemos el inicio del Desfiladero de La Hermida, y en la línea del horizonte, el Mar Cantábrico. Hacia el este la Sierra de Peña Sagra con su techo, El Cuernón (2047 m), Cueto de la Concilla y Sierra del Cordel. Hacia el sur la Cordillera Cantábrica, destacando Peña Prieta (2536 m). Y hacia el oeste el macizo central y oriental de los Picos de Europa, con Peña Vieja como cima de Cantabria (2613 m).
En el camino de descenso, pasamos junto a una bocamina, se trata de los restos de una antigua extracción minera que data de la época romana, se trata de las primeras explotaciones mineras que se iniciaron en Liébana, de menor importancia y con anterioridad a las que se desarrollaron después en Picos de Europa.
El camino continua hacia el Portillo de Angrajal, donde encontramos los restos megalíticos de Combranda, una de las únicas representaciones de arte rupestre al aire libre de la comarca; se puede observar un gran ortostato de arenisca, donde han sido grabadas varias cazoletas, en lo que pudo ser la cubierta del dolmen. Continuamos descendiendo por la campera conocida como Carro Briz hasta llegar a un melojar muy joven, que se ha de atravesar para tomar el sendero de Carnayo que desciende paralelo al arroyo Lacebo, hasta la tenada de Enterrías. A partir de aquí, el camino se ensancha y desciende por una pista entre robledal de roble melojo, hasta llegar al estanque de Enterrias, que al igual que el de Dobarganes, se construyó para regar las fincas. A menos de un kilómetro tras atravesar por un camino la pradería de Primaseda nos encontramos de nuevo en Dobarganes.
Agradecimientos: Galeria fotográfica de Javier Maza