Duración: 2 horas
Dificultad: Baja
Desnivel: 0 m
Distancia horizontal: 25 km
Tipo de recorrido: Circular
Tipo de firme: lancha a motor
El Embalse del Ebro es uno de los pocos Espacios Protegidos de Cantabria que tienen origen netamente humano. Es, además, uno de los más grandes del norte de España. Su doble clasificación como espacio protegido da fe de la biodiversidad que acoge. Sus características físicas (poca profundidad, gran extensión), y el contexto social en el que se enmarca (baja presión humana, usos y aprovechamientos limitados), dan como resultado un ecosistema muy particular, capaz de acoger hasta 10.000 aves acuáticas en algunos inviernos. Las figuras de protección Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA) y Zona de Especial Conservación, dan fe de ello.
Conocer un espacio protegido como este puede hacerse de diferentes maneras, recorrer sus orillas y caminando hacia esos entrantes donde se desarrollan ecosistemas de interés, como las turberas, es la opción más habitual. La observación de aves mediante óptica terrestre es otra de las formas. La que aquí proponemos, la visita desde una lancha, es sin duda la más completa. El embarcadero ubicado en el Centro Ornitológico del Embalse del Ebro, es punto de partida y llegada de esta singular actividad, con un número máximo de 11 participantes y acompañados por uno de los guías de Naturea. El objetivo es sencillo: conocer el humedal desde dentro, sus valores naturales como unidad ecológica y su historia.
Para ello se visitan diferentes puntos, siempre desde la embarcación, a no ser que las condiciones de oleaje y viento nos permitan desembarcar en la torre campanario de Las Rozas. Nos acercaremos a las instalaciones del Bitrasvase y la Autovía del Agua; a las ruinas del Puente Noguerol, a la presa y a las isletas artificiales de Arroyo, y a las playas y explotación arenera de Arija. Todo ello dentro de los límites que la seguridad de una infraestructura como ésta requieren. Desde la embarcación y durante el recorrido se analizan los valores ecológicos del Embalse, resaltando los puntos más interesantes para la flora y la fauna. Las isletas de La Riva, la microrreserva del antiguo pueblo de Quintanilla de Bustamante, hoy bajo las aguas y los taludes arenosos de la Lastra, de vital importancia para especies como el avión zapador o el martín pescador.