Duración: 6:30 horas.
Dificultad: Alta
Desnivel acumulado en ascenso: 870 m.
Desnivel: 404 m.
Distancia horizontal: 11 km.
Tipo de recorrido: Circular.
Tipo de firme: Sendero
La cumbre del Castro Valnera aúpa a los Valles Pasiegos hasta los 1.718 m de altitud, no encontrando una montaña más alta desde Alto Campoo hasta Pirineos. Este macizo rocoso es una auténtica frontera entre el abrupto mundo calizo de la montaña oriental cántabra, y el núcleo central silíceo del territorio, más alomado y amable. Este choque geológico se impone con agujas de roca, tajos de vértigo, lapiaces, torcas y barrancos; permitiendo a quien se atreve a recorrer sus sendas descubrir el más amplio paisaje que Cantabria puede ofrecer. Al fondo la costa y el Mar Cantábrico, alrededor se asoman las provincias de Vizcaya, Burgos, Palencia, Asturias e incluso los Picos de Europa leoneses con el imponente Torrecerredo. Y si bajamos los ojos por los desplomes verticales cántabros, llegaremos a los torrentes de cabecera de tres importantes ríos pasiegos: el Miera, el Pisueña y el Pas.
La ruta comienza en el Puerto (Portillo) de Lunada (1.313m) por un estrecho sendero que nos permite acceder al Canto de las Corvas (1.564m.) y el Pico de la Miel (1.563 m.), entre arandaneras, gramíneas de montaña y brezales de montaña en un magnífico estado de conservación. La flora menor se hace grande en estas montañas, encontrándose especies vegetales que le son propias, o que sólo volveremos a encontrar en el Sistema Ibérico, Pirineos o la lejana Sierra Nevada, en Andalucía. La altitud y la ocupación del territorio para usos industriales (reales fábricas de cañones en Liérganes y La Cavada) o agropecuarios (creación de pastizales y praderías para el ganado), ha dado como resultado un paisaje único con bosquetes de altura que se aferran a rincones poco visitados.
Siguiendo la divisoria de aguas cantábrico-burgalesa llegaremos al Collado de la Piluca(1.421m) y al collado de la Pirulera(1.512 m.) bajo el que se abre la amplia depresión de Torca Verosa, con un gran perímetro y en la que podemos descubrir los últimos neveros del verano, a veces hasta pleno mes de agosto.
De aquí a la antecumbre se inicia una exigente ascensión, un camino hacia el azul del cielo, donde en las inmediaciones de la cumbre cincelan las mariposas de montaña que han subido del valle para disputarse la supremacía del espacio aéreo. Tras un último llaneo por los brezales de altura llegamos a la emblemática cumbre pasiega.
La vuelta la hacemos a través del Valle de Lunada y el retazo boscoso de Hayas Altas, con árboles de troncos atormentados y modestos. Casi sin darnos cuenta habremos superado las últimas rampas del Collado de la Breña y resuelto este magnífico recorrido por nuestros montes más altivos donde los brezos y el vuelo de las chovas son los protagonistas de la jornada.
NOTA: Esta ruta sólo puede hacerse con calzado adecuado (botas de montaña), y se recomienda llevar bastones de montaña. La ruta no está recomendada para personas que tengan MUCHO vértigo.