Duración: 3:45 horas
Dificultad: Baja
Desnivel: 100 m
Distancia horizontal: 6 km
Tipo de recorrido: Circular
Tipo de firme: pista o sendero
El punto de partida de esta ruta se localiza en Lanchares, en la Zona de Especial Protección para Aves y Zona de Especial Conservación Embalse del Ebro. En la plazoleta de la entrada del pueblo nos reciben dos cajigas centenarias, incluidas en el Inventario Abierto de Árboles Singulares de Cantabria. Estos ejemplares destacan por su gran copa y sus más de 5 metros de perímetro en la base.
La ruta bordea el límite de la ZEPA por su parte más meridional, en la que se toma conciencia del peculiar ecosistema que se forma en las orillas, en función de los distintos niveles de agua que presente el embalse. En este entrante de la Laguna de Lanchares se dan las condiciones necesarias para convertirlo en un foco natural de atracción de aves: poca profundidad, en relación al resto del embalse, escasa presión humana en sus orillas y cercanía a uno de los pasos migratorios más importantes de la zona, el Puerto del Escudo. Desde esta laguna y su entorno se aprecian muy bien los picos de migración postnupcial en los meses de septiembre y octubre, y prenupcial en febrero, marzo y abril, siempre teniendo en cuenta la casuística de cada especie. La dureza y el rigor de los inviernos centroeuropeos, y las olas de frío polar determinan en cada invernada el número de aves que llegan aquí. Suelen concentrarse grandes bandos de cigüeñas, gaviotas y sobre todo anátidas como el silbón europeo o la cerceta. También los grupos de espátula común se reúnen aquí antes de migrar.
El itinerario asciende, cruzando hacia el monte de Lanchares, una interesante encrucijada en la divisoria cantábrica / mediterránea, donde ya en el año 1855 Madoz cita los recursos cinegéticos, destacando caza de liebres, perdices, codornices, cabras monteses, corzos y jabalíes. Hoy gran parte lo cubre un hayedo, en algunos tramos maduro, que se extiende hasta casi unir los embalses de Alsa y del Ebro. En el campo conocido como “La Mina”, quedan restos aún de las estructuras de las labores mineras que aquí se desarrollaron en busca de zinc. Esta campa se asienta sobre el cabalgamiento en el que toman contacto las dolomías, calizas y calcarenitas jurásicas de la ladera del monte Otero con los materiales del Cretácico Inferior de la ladera del Mediajo Frío.
La vuelta se realiza a media ladera por pista forestal, rodeados de pastizal y con unas excelentes vistas del sector oriental del Embalse del Ebro, ya en su parte burgalesa. Observar el embalse así, desde los montes que lo circundan, es una de las maneras de comprender la importancia del humedal como unidad ecológica.