Duración: 6:30 horas
Dificultad: Media
Desnivel: 186 m
Distancia horizontal: 15 km
Tipo de recorrido: Circular
Tipo de firme: Senderos y pistas forestales
Aforo de la actividad sujeto a posibles restricciones por el COVID-19. Con la actualización semanal del semáforo COVID-19 del Gobierno de Cantabria es posible que esta actividad vea su aforo reducido por posible un aumento de la incidencia del virus en el municipio en el que se desarrolla. En ese caso tendremos que dar de baja a las últimas personas inscritas.
La Zona de Especial Protección para las Aves Hoces del Ebro, es uno de los Espacios Naturales Protegidos de menor extensión de la región, aunque aporta a la biodiversidad cántabra especies como el escribano hortelano o la curruca rabilarga. Su ubicación fronteriza a caballo entre dos regiones bioclimáticas como la mediterránea y la eurosiberiana, y las condiciones edafológicas de la zona, le confieren un carácter específico y singular. Este itinerario muestra dos paisajes, y dos ambientes ecológicos muy diferenciados: por un lado se recorren los encinares y páramos propios de la meseta castellana, y por otro lado el frondoso bosque de ribera que acompaña al Ebro en su discurrir por el fondo del Cañón. Destacan las construcciones pastoriles del Páramo de Bricia: antiguos muretes y chozos que dan fe del aprovechamiento de estos suelos pobres, relegados para el diente del ganado. En cambio, las zonas más fértiles del páramo se dedicaban al cultivo del cereal y las legumbres. Abajo, junto al río, y en la exigua ribera entre el propio cauce y las rotundas paredes del Cañón, se labraban las huertas de hortalizas y frutales, al asubio de las fuertes heladas de las zonas expuestas.
Destacan los cortados rocosos calizos, esenciales para la reproducción de especies rupícolas como el buitre leonado, y la disimetría de vertientes del cañón del Ebro entre las loras de Bricia, al Norte y la lora meridional: la vertiente norte, sobre materiales silíceos, permite el asentamiento dominante del rebollar, mientras en la opuesta se suceden el quejigal de los tramos medios y el encinar del área culminante. En las surgencias, allí donde afloran corrientes subterráneas como la del Tobazo, objeto de visita en el recorrido, la humedad permite puntualmente el desarrollo de pequeños rodales con hayas y vegetación propia de la ribera fluvial. Se prestará especial atención a las comunidades de aves rupícolas del cañón del Ebro, que pasa por ser uno de los territorios del Norte peninsular con mayor profusión de grandes rapaces, y entre ellas particularmente el alimoche, el ya citado buitre leonado, el águila real o el halcón peregrino. Entre el grupo de aves de filiación mediterránea que caracterizan a este singular entorno no dejarán de llamar la atención del visitante la terrera, la calandria o el aguilucho cenizo en el entorno de los matorrales y eriales de la lora de Bricia, ni la variedad de paseriformes de los sotos del Ebro.
Agradecimientos: Galería fotográfica de Javier Maza Pérez