Duración: 5 horas
Desnivel acumulado: 300 m
Distancia: 9 Km
Tipo de recorrido: circular
Tipo de firme: Pista forestal, sendero y braña
Dificultad: Media
Esta ruta parte del barrio de Encimabiá, en el pueblo de Abiada. Se ubica a los pies de la Sierra del Cordel, en su vertiente meridional, un importante enclave para las aves rupícolas y de montaña, como la perdiz pardilla o el águila real. Esta Sierra cuenta con una amplísima variedad de ecosistemas, desde las turberas que encontramos en las Cuencas, hasta los hábitats ligados a las pendientes y desprendimientos rocosos, reminiscencias de la dinámica glaciar que modeló parte del paisaje. Están también representados en este espacio protegido los matorrales y formaciones herbosas, ya sean naturales o seminaturales, resultado del aprovechamiento milenario de estas laderas como pastizales. Por otro lado destacan las formaciones forestales, hayedos y abedulares, y sobre todo los acebales, objetivo del recorrido. De nuevo podemos hablar de dos figuras de protección de Red Natura 2000 sobre un mismo espacio, la relativa a la protección de aves (ZEPA Sierra del Cordel y cabeceras de Saja y Nansa) y en referencia los hábitats mencionados, la Zona de Especial Conservación Valles Altos de Saja, Nansa y Alto Campoo.
El camino viejo del Maroquil une desde antaño la localidad de Abiada con los pastizales de la Prá, el Prao Nestosa y las antiguas brañas de Brañavieja, mucho antes de la construcción de la estación de esquí y de la carretera que le da acceso. A partir de los años 60 y 70 se abren nuevas pistas forestales, y los caminos carreteros, mantenidos y cuidados con esmero por los propios vecinos, van cayendo en desuso. Este camino que seguimos en la primera parte de la ruta, aún conserva buenos tramos encachados en piedra, pero el olvido y la regeneración forestal han provocado su pérdida en la mayor parte del trazado. Los invernales de Sopeña, y los antiguos cierres de piedra en seco, atestiguan el uso ganadero de estas laderas.
Este pequeño valle fluvial se desarrolla entre los 900 y los 1300 metros de altitud, y lo vertebran el río Guares y una serie de afluentes, de gran torrencialidad. Destaca el arroyo Piquillo, que drena las aguas de Cuenca Gen, y que el itinerario atraviesa justo antes de llegar al Acebal. La visita al Acebal nos permite apreciar algunos ejemplares centenarios, además de otras especies como serbales de cazadores o manzanos silvestres. La presencia de estos árboles de frutos carnosos es una garantía de alimento para especies clave, como el oso pardo o los grandes bandos de zorzales invernantes.