Duración: 3:30 horas
Dificultad: Baja
Desnivel acumulado: 85 m
Distancia horizontal: 8 km
Tipo de recorrido: Circular
Tipo de firme: Senderos, pista
Esta es una de las Zonas de Especial Conservación (ZEC) fluviales de menor extensión (245 hectáreas), pero representa una notable singularidad ecológica en el contexto atlántico en que se inscribe, en tanto es el único río de Cantabria que vierte a la cuenca del Duero, como tributario del Pisuerga. El itinerario que proponemos tiene como base un antiguo sendero local de pequeño recorrido, el SL-S 31, aunque con algunas modificaciones. El trazado aprovecha caminos entre las mieses de los pueblos, antiguos campos de cereales transformados hoy en pastizales de régimen comunal. La ruta atraviesa varios núcleos, como La Loma, Santa Olalla o Espinosa, localizados entre los 900 y los 1000 metros sobre el nivel del mar. El paisaje lo definen lomas de suaves relieves, en transición hacia la planicie castellana, divisable desde cualquier cumbre del valle. A excepción de los conglomerados que forman las Peñas del Payo, y que marcan la divisoria con la vecina Palencia, la mayor parte del itinerario se desarrolla sobre suelos compuestos por las arenas, limos y arcillas que conforman las vegas del Camesa.
El Camesa nace en la vertiente meridional de la Sierra de Híjar, entre los escobales y brezales de la cuenca palentina de Peña Rubia. En cabecera se distingue por el extraordinario grado de conservación del entorno ribereño y por la elevada naturalidad de sus aguas, lo que conlleva la presencia de mamíferos como la nutria o de peces como la bermejuela o la boga de río, taxones de la Región Atlántica incluidos en el Anejo II de la Directiva Hábitats, relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y la flora silvestres. En la región, además, son exclusivos del Camesa el barbo común, el bordillo y la boga del Duero. Robledales y brezales son los ecosistemas con mayor cobertura en su entorno. El Camesa forma un amplio valle, de fondo plano, de gran atractivo paisajístico y que aparece compuesta básicamente por sauces, chopos y abedules. Las saucedas varían en su composición a lo largo del curso del río: cuando este muestra un carácter más torrencial, en la cabecera, es dominante la presencia de Salix atrocinerea, mientras Salix eleagnos es más frecuente en los tramos bajos, donde el régimen fluvial es más estable y regular. Destaca entre las singularidades ecológicas del río y su entorno, las pequeñas poblaciones de nenúfar amarillo de Mataporquera, únicas en Cantabria.