El pasado jueves 20 de agosto se desarrolló la cuarta jornada del ciclo de acciones culturales del programa CULTUREA Cantabria en el municipio de San Miguel de Aguayo, con el objetivo de conocer en boca de sus protagonistas cómo fue la actividad carbonera en el municipio.Toda una mañana para hablar de chandorros, ollas, camás o tastes en esta actividad desarrollada en el valle de Aguayo, enmarcada en este programa que busca conocer de primera mano y poner en valor todo ese patrimonio popular que muchas veces es desconocido para gran parte de la población y sin embargo, tuvo una gran importancia en el pasado. CultureaCantabria es un programa de la Red Cántabra de Desarrollo Rural que cuenta con el apoyo de la Consejería de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria a través de la Sociedad Regional de Educación, Cultura y Deporte.
La jornada en este municipio de la cuenca alta del Besaya contó con el apoyo de uno de sus vecinos más ilustres, el arqueólogo y etnólogo Manuel García Alonso, un verdadero especialista en la materia e investigador de la tradición carbonera en la comarca desde hace décadas. Gracias a su interpretación por todo el itinerario, desde el Camino Real a los bosques de Santa María de Aguayo, se pudo comprobar cómo era el oficio de los carboneros y la importancia que tuvo su actividad y el aprovechamiento de los montes en tiempos pasados.
García Alonso hizo especial hincapié en la importancia histórica de esta actividad, que coincidió con un cambio de modelo productivo y económico diseñado desde la monarquía, en el que las vías de comunicación cobraron especial importancia y la salida de productos derivados de los montes comunales fue algo esencial en este periodo de modernización socioeconómica. Especial incidencia tuvo en la zona la obtención de carbón de madera, vinculada estrechamente a la actividad ferrona, que venía siendo habitual en nuestros montes desde la Baja Edad Media. Después de siglos de aprovechamiento intensivo, la actividad carbonera fue abandonándose en Aguayo paulatinamente a partir de los años cuarenta del siglo XX.
Además la jornada también contó con la presencia de tres agentes del medio natural de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria. Unos técnicos que trabajan en la comarca y pudieron dar unos detalles de cómo se realiza el manejo forestal ahora en la zona, el estado de las masas boscosas y cómo ha sido la recuperación de estos espacios forestales después de unos siglos en los que las crónicas llegaron a reflejar que “no quedó ningún árbol”. El control y el coteado forestal ha producido, en los últimos cuatro decenios, la recuperación de los montes aguayeses. Hoy el estado de los mismos se aleja cada día más del panorama que se presentaba a finales del siglo pasado… Y para bien, según los agentes del medio natural.
Por último la treintena de participantes pudo escuchar en voz de Moisés, un vecino de Santa María de Aguayo, cómo era la vida en aquellos tiempos. Gracias a los recuerdos narrados por este anciano, se pudo comprobar la dureza de una vida familiar en la que el bosque era un bien preciado, debido a los recursos que se sacaban del monte y que servían en muchas ocasiones para el sustento familiar o para complementar las rentas.
La jornada finalizó con la degustación de una olla ferroviaria de patatas con carne tudanca campurriana. José Ramón del Barrio ‘El druida campurriano’ fue el encargado de elaborar este popular guiso y explicar el origen del plato, además de algunos de los secretos para su correcta elaboración. Un buen cierre para una jornada que se desarrolló atendiendo a todas las medidas y protocolos exigidos por las autoridades sanitarias para actuar con rigor frente a la pandemia de la COVID-19.
?? San Miguel de Aguayo mira al pasado y homenajea la actividad de sus carboneros.
Una treintena de participantes…
Publicada por Red Cántabra de Desarrollo Rural en Viernes, 21 de agosto de 2020
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