El vicepresidente del Gobierno de Cantabria, Pablo Zuloaga, ha reivindicado hoy el arte rupestre como un importante factor de crecimiento económico, una vía de cooperación transfronteriza y un elemento clave en la lucha contra el despoblamiento de las zonas rurales. En su opinión, “la Cantabria del futuro debe tener una huella cultural importante” y, en este sentido, ha reiterado la voluntad del Ejecutivo de incorporar el futuro MUPAC entre los proyectos para financiar con cargo a los fondos europeos de recuperación.
El vicepresidente ha inaugurado hoy, junto al consejero de Cultura de Castilla y León, Javier Ortega, y el presidente de la Fundación Côa Parque, Bruno Navarro, en el MUPAC, la exposición’La estación de arte paleolítico de Vale do Côa-Siega Verde’, una muestra que recorre, en 30 panales, dos audiovisuales y cajas de luz, la mayor concentración de grabados al aire libre del periodo paleolítico superior,
Esta muestra, que se podrá visitar hasta final de año, coincide, además, con la celebración del décimo aniversario de la declaración de Siega Verde, en Castilla y León, como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como ampliación del bien Patrimonio Mundial Vale del Côa, en Portugal. Esta exposición se enmarca dentro de las actuaciones del convenio de colaboración entre el Gobierno de Cantabria, el Gobierno de Departamento francés de Dordoña, la Fundación Côa y la Junta de Castilla y León. Este acuerdo está coordinado por la Asociación Internacional ‘Caminos de Arte Rupestre Prehistórico’ que está presidida y dirigida técnicamente por la Red Cántabra de Desarrollo Rural.
Según ha destacado Ortega, la presentación de hoy “visibiliza” la cooperación entre cuatro importantes lugares arqueológicos: Lascaux (Francia), Cantabria, Vale do Côa (Portugal) y Siega Verde (Castilla y León), ya que, entre los acuerdos establecidos entre Cantabria y La Dordogne en 2017, se incluye la difusión de los grandes patrimonios de arte rupestre, con actividades como esta exposición, que previamente se ha programado en Ciudad Rodrigo y en La Dordogne.
Para Navarro, éste, además de ser un proyecto cultural, es un ejemplo de generosidad, de Portugal a España y de España a Portugal; de amistad, más allá de fronteras, “que no existían en el paleolítico”, y una oportunidad “para promover los territorios donde está localizado ese patrimonio”. Además, ha propuesto que “las comunidades de los dos países sean la primera línea de defensa de este patrimonio”.
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